miércoles, 28 de enero de 2009

Mi Creatividad...


La sangre llama, y la letra reclama; definitivamente mi parte creativa (es decir, toda yo) urge de reciclar la energía y crear, el estancamiento artístico me ha provocado verdaderos pozos en el alma y en la mente, he abandonado mis pinceles y mis dedos se han tornado torpes, dejé de escribir y mi mente se brinca episodios de la vida diaria, a veces no se ni en el año en que estoy, el espíritu se me hace flojo y el alma se incomoda en este cuerpo y quiere escapar... a veces la percibo muy claramente sobre todo en las noches cuando el cuerpo laxo se tiende sobre la sábanas tibias.

martes, 5 de agosto de 2008

A tí..



Tú, polvo cósmico que en los Antares
del destino ha venido hasta mi,
desmembrando de tiempos sin memoria lo que fui y seré.

Tú, fruto bendito de agónica textura,
que a tu paso se marchitan todos mis manantiales.

Tú, relámpago vivo de la concupiscencia,
lengua de fuego que me parte viva.

Tú, nube tenue en la sombra de mi cielo,
estrella de aguafuerte en el lienzo de mi especie…
solo tú, me recuerdas la textura del deseo.

jueves, 12 de junio de 2008

La casa de Magdalena...1a parte

Las tardes lluviosas me toman entre sus brazos y mecen mis memorias al lugar donde tomé conciencia de mi ser y mi estar en este mundo; la casa de Magdalena... ubicada en una privada en el corazón de la Del Valle, y mi hogar se enclavaba oculto justo al final de muros color malva y vericuetos de ladrillo rojo, la pequeña reja de metal negro dividía mi universo entero del mundo exterior, era desde esta entrada que se tenía la perspectiva de la casa hasta el final del camino de cemento adornado por una larga jardinera con un verdor fresco; entre alcatraces, rosales, hortensias y plantas con hojas verdes tan grandes que usaba de paraguas en las incipientes lluvias de verano. La hiedra que vestía los muros y se extendia hasta el final donde se encontraba la escalera para subir al cuarto que se encontraba aparte del resto de la casa y por donde se apreciaba el jardín de casa de Gerardo(nuestro vecino del cual yo jamas supe el apellido) con su frondosa jacaranda en el centro.

Recuerdo los macetones de azaleas en flor a la entrada de este corredor que llegaba hasta el triangulo de pasto que apretó las raíces de aquel árbol de durazno y que con el tiempo cedió cuando un mal día se fue muriendo el árbol. El tronco lo conservamos durante años recargado en un pilar junto a la puerta como un enjutado guardián que rememora sus días de gloria...

En esas añejas tardes de lluvia, el aire levantaba el aroma de tierra limpia y acharolaba el piso en pequeños charcos donde me entusiasmaba saltar con tennis y salpicar, mientras en casa se ofrecía el café de "Las Jueves" y el murmullo de carcajadas ondulaba en el aire con el aroma del café recién hecho y los soufflés de queso en el horno.

Al entrar a casa se sentía una tibieza acogedora, el tragaluz de las escaleras soleaba la estancia y hacía brillar el barandal de hierro pintado de blanco, compensando la penumbra de la sala y comedor que se producía después de media tarde. Había una ventana de la salita la cual jamás fue abierta, recuerdo que a veces me recostaba en el pequeño sillon provenzal tapizado de paisajes en verde olivo y veía hacia la puerta de metal con cristales pasar la tarde reflejando el paraíso en la mesa de centro era redonda de madera obscura macisa, abarcaba casi todo el espacio y sobre ella se exhibía la colección de ceniceros de todo tipo, rodeando la gigantezca copa de cristal en el centro rellena con la colección de cerillos, había de todas partes del mundo y de todo tipo, recuerdo que hurté unos cerillos muy elegantes guardados en una cajita negra y los cerillos presumían de cabeza dorada y brillante, parecían varitas mágicas y yo los fui quemando poco a poco durante meses hasta que fui descubierta.

Al subir las escaleras estaba el pequeño hall que alguna vez fue costurero en donde una singer dio vida a un sinúmero de prendas y adornos, al correr de los años y entre las modificaciones de la decoración el costurero pasó a ser un pequeño recoveco para hablar por teléfono; la mesita de madera de pino fue indumentada con una gran carpeta azul plúmbago con delgados ribetes dorados en las orillas y una cuerda oculta en el dobladillo extendía la carpeta como una crinolina y la sillita de metal verdoso con destellos dorados y un cojín de terciopelo color ciruela complementaba con gracia el conjunto, donde mis hermanas y yo invertimos muchas horas en llamadas telefónicas en donde en mucho se decidió el destino que seguiría cada una de nosotras...

miércoles, 12 de marzo de 2008

La cocina de Magdalena


"Volver a tus raíces"... nunca pensé en el profundo significado de esta frase, pero en realidad es como un ancla interna que viene integrada al alma y se activa en el proceso de nuestra individual evolución; mientras mas creces y maduras, más es la necesidad de regresar a ese estado o concepto... No es igual para cada individuo, eso es un hecho, para unos puede ser su lugar de nacimiento donde transcurre su primera infancia, para otros es un hogar, dejado hace mucho tiempo el cual te ve crecer a la distancia. Para otros mas es precisamente la gente de quien estabas acompañado y para unos muchos es su familia...


Son innumerables las veces que hago visitas oníricas hasta esa casa en donde habité los primeros 19 años de mi vida... en ellos transporto, incluso, a personas conocidas en mi presente, pero las escenas, todas, suceden en esa casa; algunas veces en su enorme cocina, llena de mosaicos color crema que rodeaban por completo hasta la mitad sus paredes, las tres ventanas vestidas con sus pequeñas cortinas de encaje blanco; una justo sobre la blanquísima estufa y las otras dos al lado; una sobre la gigantezca planchadora sesentera que jamás se volvió a utilizar después de la primera vez y la otra por donde me saltaba para recolectar galletas saladas, chocolate de barra o cuaquier alimento que sirviera para jugar a la comidita . Todas las alacenas guardaban el incomparable sabor de los guisos caseros que dia a dia alimentaron el cuerpo, el inclinado techo lucía con gran confianza y orgullo rayas gruesas en blanco y amarillo canario y la mesa en donde siempre comíamos era una larga placa de cemento cubierta de los ya mencionados mosaicos, larga.. larga como mi inapetencia. Nos sentábamos en los banquitos de metal y madera que siempre se guardaban bajo la mesa, había una infinidad y entre la planchadora y la caja de ropa había 3 sillas alineadas. Mi madre siempre se sentaba en una de ellas al frente de nosotras 4. Cómo se antojaba probar de su plato tan sólo de ver a mamá comiendo, fue ahi donde me atreví a probar el chile verde de un mordizco, los ojos me reventaron en llanto y la boca me ardió por horas. Y cómo olvidar el pocillo azul, donde el café con leche o el chocolate caliente nos abrazaba despues de tomar el baño por las noches antes de dormir.


Me produce tanta nostalgia volver consciente a mis memorias... al asomarme por la ventana el viento traía el olor de la carne asada al carbón mezclada con las nubes cargadas de lluvia.... el olor del cielo, me hace llorar

lunes, 11 de febrero de 2008

Dia de Lluvia en Cancún


Hoy en la ciudad de Cancún despertó el día muy triste (quizá extraña un amor) el cielo encapotado pintado de gris y con llovizna . Normalmente amo la lluvia, pero odio cuando llueve y tengo que salir a trabajar, entonces todo se complica; no hay taxis, las calles se convierten en piletas de agua estancada las cuales debes ir sorteando para no caer en esos fosos ocultos a la par que te debes cuidar de los vehículos que sin ninguna compasión pasan cerca de las banquetas salpicando en chorros por aspersión a todo transeúnte que se encuentre en su camino proporcionando un baño de lodo y suciedad. Sospecho que existe algún concurso perverso en el que gana puntos quien empape a mas peatones. No tengo duda alguna al afirmar que el intelecto del mexicano se diluye con el agua, pues el tráfico se condensa y se forman nudos de tránsito inconcebibles, ¡qué decir del paraguas! su utilidad consiste en hacerte creer que te cubre, en realidad este artefacto te mantiene confiado bajo la lluvia mientras te empapa todo el cuerpo salvo la cabeza (he ahi el engaño).

En el bello Cancùn durante las torrenciales lluvias suelen venir acompañadas con fuertes vientos provenientes de la brisa del mar, lo que casi siempre provoca que tu paraguas se voltee al revés; esto no sólo te deja vulnerable bajo el intenso chubazco, sino que además te causa un profundo sentimiento de humillación ante la mirada atónita y risona de los espectadores.

Otro tema similar a la lluvia es en cualquier época del año tratar de atravesar la calle con tacones y cargando tu bolso, el paraguas y la bolsa en la que guardas tu agenda y la pashmina o sweater para protegerte de la heladez del aire acondicionado en los interiores, los conductores lejos de dar el paso se avalanzan sobre ti a toda velocidad, aun cuando el semáforo esté en luz roja, ¿que es esto, acaso es una urgencia para marcar su poder?, es más, si cruzas una avenida y ves que viene un vehículo a lo lejos... éste acelerará para intimidarte y lograr que retrocedas en tu intento por llegar al otro lado... Agreguemos a esto la lluvia... esto me recuerda: "Por que la gallina cruzó el camino? Porque la dejaron pasar".

Creo que he mas que justificado el poqué de mi odio a la lluvia en Cancún durante los días de trabajo...

martes, 29 de enero de 2008