
Tú, polvo cósmico que en los Antares
del destino ha venido hasta mi,
desmembrando de tiempos sin memoria lo que fui y seré.
Tú, fruto bendito de agónica textura,
que a tu paso se marchitan todos mis manantiales.
Tú, relámpago vivo de la concupiscencia,
lengua de fuego que me parte viva.
Tú, nube tenue en la sombra de mi cielo,
estrella de aguafuerte en el lienzo de mi especie…
solo tú, me recuerdas la textura del deseo.